Cuando hablamos de los beneficios de aprender a programar podemos enumerar una cantidad absurda de elementos. Sin embargo, en ésta nota sólo vamos a concentrarnos en los principales beneficios que tiene el aprender a programar para chicos. Entre otras razones, porque hablar de programación es hablar del futuro y son los niños los que tienen todo el futuro por delante.
1) Primera Razón: Un Rol Activo
Una conocida ley de la informática llamada la Ley de Moore afirma que cada dos años se duplica la cantidad de transistores en un microprocesador al tiempo que su precio disminuye la mitad. Muchos de ustedes se estarán preguntando: ¿Qué es un transistor? Sin entrar en tecnicismos, podemos decir que un transistor es un dispositivo que toma una señal eléctrica y la transforma para entregar otra, ya sea amplificada, rectificada, etc. Lo que más nos interesa retener de esta famosa ley es lo siguiente: las computadoras están lejos de desaparecer de nuestras vidas y de hecho, el futuro estará cada vez más mediado por ellas de lo que nuestras mentes son capaces de proyectar. Dando por sentado que nuestros hijos estarán en mayor contacto con las computadoras de lo que nosotros podremos jamás llegar a especular, debemos preguntarnos qué tipo de relación es la que se propone entre la humanidad y las computadoras. La respuesta no es sencilla, pero podemos jugar a simplificar la respuesta en dos opciones: una actitud pasiva-consumista vs. una actitud activa-creadora. La primera opción nos es dolorosamente familiar: sentarnos frente a la computadora a mirar Netflix, scrollear por horas el inicio de Facebook o Instagram, ver videos que otros subieron a Youtube, jugar juegos que la industria elige para que nuestros chicos jueguen. Lo diabólico de esta situación es lo fácil que resulta entregarse al placer de estos servicios y productos, y la industria del entretenimiento, como nueva vocera del hedonismo, lo sabe. La otra opción, la que promueve una actitud activa-creativa es una elección difícil, implica no sólo sentarse a estudiar sino también resistir a la tentación. Pero por suerte existen mecanismos para que el sentarse a estudiar no resulte tan aburrido. Aquí entra en juego la motivación y el inagotable caudal imaginativo con el que cuentan los chicos. Ese caudal es el secreto no sólo para su futuro, sino también para el nuestro. En los juegos que ellos elijan crear descansa el destino de la humanidad.
2) Segunda Razón: Ventanas de Oportunidad
En su libro Cómo Aprende el Cerebro el neurocientífico David Souza utiliza el concepto de ventanas de oportunidad para explicar el segmento que va de los 0 a los 12 años para el aprendizaje de un idioma. Según el Dr. Souza, la neuroplasticidad del cerebro disminuye y es mucho más difícil aprender a hablar una nueva lengua. Sabemos que no es imposible aprender a hablar otro idioma después de los 12 años, pero el esfuerzo que nuestro cerebro debe realizar es muy superior al que debe hacer antes de los 12 años. Ahora bien, los lenguajes de programación no reciben este nombre por mera convención. Existe verdaderamente una analogía entre los lenguajes humanos y los lenguajes de programación, principalmente porque estos últimos, a diferencia de lo que circula vulgarmente, fueron creados por humanos y no por las máquinas. El hecho de que un conocimiento adquiera la categoría de lenguaje significa principalmente una cosa: sus campos de aplicación son tan vastos como la imaginación humana. Así como podemos usar el español para hablar de medicina, derecho, arquitectura y botánica, los lenguajes de programación ofrecen un abanico de aplicaciones que van desde la robótica y videojuegos hasta el diseño de páginas web y sistemas de administración pasando por la composición musical y el diseño gráfico.
3) Tercera Razón: Habilidades Cognitivas
El programador cuenta entre sus capacidades cognitivas con una compleja red de recursos que debe invocar al momento de sentarse frente a una hoja de código. El aprender a programar implica iniciar un camino en el desarrollo de estas habilidades que proyecto tras proyecto se van puliendo para hacer del programador un individuo más desarrollado. Entre las primeras habilidades podemos mencionar las de tipo lógico, que involucran poder de planificación a un nivel de detalle minucioso; en el llamado pseudo-código el programador realiza un diagrama de la secuencia de acciones que la computadora debe realizar para llevar a cabo el proyecto imaginado. Esta habilidad de planificación con esteroides implica una alta concentración de nuestro hemisferio izquierdo que es el encargado de la segmentación y ordenamiento de información. Pero no sólo se encarga de planificar detalladamente un plan de acción, sino también, una vez llevado a cabo el plan debe buscar con igual minuciosidad los errores para optimizar el funcionamiento del código en general. Esta operación se conoce con el nombre de debugging e involucra una elevada capacidad analítica para buscar detalles y examinar las partes hasta encontrar los errores. Por otro lado se encuentran las habilidades de investigación, lo que comúnmente llamamos: googlear. Pero el programador hace del acto de googlear un arte, ya que es el principal recurso y fuente de información para poder proseguir y avanzar en los proyectos que se propone realizar. Esta actividad de googleo nos acerca a un importante factor del mundo de la programación: la comunidad. Es en este espacio donde descubrimos que la programación no es sólo una comunicación hombre-máquina sino también, y quizás fundamentalmente una relación entre humanos que plantean sus problemas en foros para desencadenar una lista de respuestas de gente dispuesta a colaborar sin otra remuneración que el placer de ayudar y el hacer crecer la comunidad para que cuando ellos necesiten de ella, allí esté. “Todos para uno y otra vez todos para uno.”
Por último, la programación es, contrariamente a lo que se piensa, una actividad profundamente creativa y una herramienta para llevar a término nuestros más absurdos y alocados proyectos imaginativos. La programación nos ofrece un canal mediante el cual podemos sentarnos frente a una computadora e imaginar cómo queremos que sea el futuro de la interacción hombre-máquina. En la mente del programador siempre están presentes los otros hombres que van a interactuar con sus juegos o aplicaciones, siempre requiere de un “otro” y el pensar en ese “otro” nos lleva a desarrollar nuestra empatía. Cuantos más programadores haya, más humanas serán las computadoras porque más personas podrán plasmar su forma de ver el mundo en el corazón de las máquinas.
Autor: Martin Mazzeo, para STEM Labs (www.stemlabs.com.ar)